La mejor amiga de mi esposa me coquetea

Andrea vivía en mi urbanización, cuando mi esposa y yo nos mudamos a vivir allí, enseguida hicimos amistad con ella y su marido, mi esposa y Andrea se hicieron muy buenas amigas, salían de compras, hacían ejercicio, eran inseparables. Andrea era una chica de 30 años muy guapa, con unas tetas grandes fabulosas y un culo firme y grande. Mi esposa y yo ya tenemos más de 40 años, yo nunca me había fijado en ella con deseo sexual, pues estoy feliz con mi mujer, y ella también con su esposo.

Un día como todas las mañanas salgo a correr y recibo un mensaje en mi teléfono y vi que era de Andrea, me sorprendió porque nunca habíamos hablado por teléfono, así que lo abrí y vi que era una foto suya, frente al espejo de su baño, en toalla, al salir de la ducha. Yo pensé que se había equivocado y le respondo rápidamente: Andrea te has equivocado de chat, pero gracias de todas maneras, puedo observar que estas muy bien.
De inmediato recibo su respuesta que dice: Que vergüenza, que vas a pensar de mi jaja, si puedes ven a casa y te explico con calma. Sorprendido de su respuesta, pero intrigado a la vez, fui a su casa, toqué a su puerta y ahí estaba Andrea esperando. Llevaba puesto un vestido blanco muy ajustado, podía notar que no llevaba brasier, se le marcaban lo pezones.

Ella me dice, pensaras que estoy loca pero la verdad es que la foto era para ti, no me equivoque, quería saber que pensabas de mí. Yo sin pensarlo le respondí: para mí es un gusto verte, pero eres la mejor amiga de mi esposa y te respeto mucho. Ella sonrió y me invito a la cocina a tomar una copa de vino, mientras lo servía se agacho delante de mí para tomar la botella de vino. Inmediatamente eso encendió la pasión, pude ver sus nalgas, no llevaba puesto ropa interior, me atreví a acercarme a ella, su olor era divino, le agarré las tetas por detrás de ella y puse sentir como suspiro y me dijo: hasta que, por fin, no sabes cuánto tiempo tenía deseando este momento.

Ella rápidamente se inclinó sobre mi arqueando su espalda para que sintiera mejor sus tetas, sus pezones se sentían muy duros y con sus manos busco mi pene que ya estaba erecto. El deseo me tenía loco y le dije: quiero cogerte donde se sienta tu marido a ver la tele, quiero mojar con mi sudor su sitio mientras te cojo, ella con una sonrisa llena de picardía me dijo: me encanta, claro que sí, que hoy vea la tele donde su mejor amigo se ha cogido a su mujer.

Sin pensarlo, me empujo sobre el sofá mientras se quitaba el ajustado vestido que llevaba puesto vino hacia mí y antes de que se sentara en mi pene, la tome por la cintura y pase mi lengua por su vagina, saboreando su dulce y rico sabor, estaba muy mojada, le fui metiendo los dedos poco a poco y podía sentir como su cuerpo se estremecía, así que decidí jugar un poco con ella antes de cogerla. Seguí tocando y jugando con su vagina y ella me dice: no aguanto más, cógeme ya... Yo excitado y con muchas ganas de sentir mi pene dentro de ella, la coloco frente a mí de rodillas y sin pensarlo se metió todo mi pene en su boca, me dio un rico sexo oral, luego se subió y comenzó a cabalgarme de una manera salvaje y desenfrenada, me agarró del cuello mientras me pedía que la penetrara hasta el fondo, su respiración estaba muy agitada.

Ya yo no aguantaba más, sus movimientos eran muy ricos, sentí que me iba a correr y le avise, ella me pidió que lo hiciera en su cara y en las tetas, la obedecí y acabe en sus tetas y en su cara. Luego de unos segundos ella comienza a tocarme y a besarme, mi pene se puso erecto, le dije: Quiero cogerte por el culito en tu cama, quiero disfrutar cada parte de tu cuerpo. Ella con una sonrisa me dijo: vamos, soy toda tuya. Subimos a su habitación que estaba rodeada de espejos y podía ver mi imagen mientras tenia a Andrea en 4 patas, podía ver su culo, mientras gemía fuerte.

Era el principio de nuestro secreto, nadie podía saber nada, pero ya yo había disfrutado a una mujer ardiente en su propia casa, donde tantas veces estuvimos compartiendo los 4. Yo sentí que ella ya era mía, pues no iba a ser la última vez que la cogería. Ahora solo espero con ansias que suene el teléfono, cuando recibo un mensaje y es de Andrea frente a un espejo con las piernas abiertas y diciéndome: ven que estoy sola, me vuelvo loco, no lo pienso dos veces y salgo corriendo a su casa. Ella es muy caliente y le gusta la adrenalina así que cada vez que me abre la puerta y paso, se pone de rodillas y me dé un rico sexo oral.

Andrea me tiene loco, no dejo de pensar en ella, cada vez que estamos juntos lo disfruto mucho y más cuando sin pensarlo se traga todo mi semen con una mirada loca de deseo. Cuando mi esposa me dice para ir a casa de Andrea y la tengo tan cerca solo puedo pensar en cogerla sin importarme que nos vean y ella disimuladamente me coquetea, me fascina esa mujer.